Vaélico es el nombre de una divinidad a la que se rendía culto en zona vettona, que comprendía aproximadamente las actuales provincias de Salamanca, Cáceres, Ávila, Zamora y Toledo, aunque también se han encontrado hallazgos en Portugal. La etimología de su nombre deriva de “uailo-”, que quiere decir “lobo”, por lo que algunos investigadores proponen que este dios podría compararse al Sucellus galo, quien aparece representado como una piel de lobo y posee características ctónicas.
Se lo asocia con el Inframundo, aunque también es considerado protector de los bosques, las montañas y la vida salvaje en general. El animal que se cree que le representaba es el lobo, basándose esta deducción en la etimología derivada de su nombre puesto que valios era el sustantivo celta para “lobo”, animal por otro lado muy presente en la zona en aquellos tiempos. Existen también explotaciones mineras de la época protegidas por Vaélico, ya que en muchas ocasiones los dioses del Inframundo protegían también todo lo que se encontraba bajo tierra, como es el caso de minerales y metales que se extraían para la fabricación de utensilios, armas, comercio, etc. Siendo el lobo el animal con el que se le identifica, quizá podríamos aludir al carácter psicopompo de la divinidad, puesto que existen representaciones pictóricas en las que los guerreros aparecen con la cabeza siendo devorada por un lobo. Quizá era el animal encargado de guiar a los guerreros que morían en la batalla o el llamado a la hora de llevar a cabo un ritual de iniciación guerrero.
¿Vaélico o Endovélico?[]
Las similitudes entre características de ambos dioses -comenzando por su propio teónimo- han hecho pensar a varios estudiosos que se trataba de la misma divinidad, sólo que en cada territorio se le denominaba de una manera: en San Miguel de la Mota (Alentejo, Portugal) se le adoraba con el superlativo que remarcaba su grandeza y en El Raso de Candeleda (Ávila), simplemente con su nombre.
Sin embargo y a pesar de la semejanza de su nombre y su relación con el Inframundo, hay características en las que no coinciden. Por ejemplo, Vaélico no parece tener la relación con la salud que tiene Endovélico, ni el carácter oracular de éste ni tampoco una asociación al jabalí explícita, por lo que considero que son dos divinidades diferentes.
Vaélico y las cofradías guerreras[]
Las cofradías guerreras se basan en la asunción de las facultades feroces de un animal -en este caso, el lobo- a través de un ritual religioso en el que pueden intervenir ciertas bebidas a las que se atribuyen propiedades mágicas. Los gritos y aullidos que autores clásicos como Apiano o Tácito relatan en cuanto a los guerreros celtibéricos pueden estar relacionados con este frenesí guerrero obtenido a través de un rito mediante el cual el guerrero asumía las facultades del lobo.
Las cofradías guerreras supondrían un periodo de iniciación mediante el cual los aspirantes debían superar diversas pruebas hasta demostrar que podían pasar a formar parte de ellas. Se cree que las saunas encontradas en territorio galaico, vettón y lusitano podrían tener algo que ver con estas iniciaciones.
Estos guerreros pertenecerían a una élite y quizá se distinguían de los demás por su atuendo o cualquier otro tipo de distintivo; vendrían a ser una especie de “guerreros consagrados”, en este caso, al dios Vaélico, que se diferenciarían de los demás. Dado el carácter funerario del lobo, quizá era Vaélico el dios que les conducía al Más Allá, siendo un honor reservado tan sólo a estos guerreros consagrados.
El Castro de El Raso[]
En Pontolobosa (Candeleda, Ávila) se halla un santuario con 19 aras dedicadas al dios Vaélico, situado al exterior del castro vetón de El Raso. Posteriormente, fue utilizado para levantar la ermita de San Bernardo, un santo local que, curiosamente -o no- era conocido por curar la rabia, una enfermedad al parecer muy común en la zona. En mi opinión, esto reafirma la identificación de Vaélico con el lobo ya que quizá esta ermita se levantó como una forma de oposición a ese “culto al lobo” precristiano que se llevaría a cabo en el santuario de Vaélico.
Cerca de la actual ermita corre un río, lo que conecta directamente con la idea del agua como vía de tránsito hacia el Otro Mundo y por tanto, con la idea de Vaélico como un dios relacionado con el paso al Más Allá.
Además, en las proximidades del santuario se han encontrado materiales relacionados con la minería, lo que nos vuelve a conducir al carácter ctónico de Vaélico. Lo que existe bajo tierra se consideraba que pertenecía a los dioses relacionados con el Inframundo por lo que no sería raro que Vaélico fuera considerado una especie de “patrón” o protector de los mineros y que éstos le ofrendaran sus herramientas de trabajo. Algo similar ocurre con la diosa lusitana Ataecina, también de carácter ctónico y alrededor de cuyo santuario en Santa Lucía del Trampal (Cáceres) se han encontrado igualmente objetos relacionados con la minería.