Un Trasno es una criatura mitológica tradicional gallega. Se le describe como una especie de duende al que le gusta hacer travesuras y pequeñas maldades. En ocasiones tambien se le describe como un diablillo, entendido como ente distinto del Demonio, aunque nunca es tan maligno como éste.
Según la tradición habita en los bosques más frondosos o en las cunetas de los caminos esperando que pase alguien para desvalijarlo. Suele ser de hábitos nocturnos, actuando siempre a la luz de la luna, y sirve para explicar sucesos de causa aparentemente desconocida, sobre todo sucesos accidentales que comportan un daño poco grave. Así, el Trasno trama para hacer que se rompa la vajilla, que se pierdan las llaves, que caiga un vallado, que se líen los novillos que esté cosiendo una muchacha, etc... Pero el Trasno también puede andar detrás de una persona y seguirla a todas partes. Algunas veces toma forma animal (como un caballo, un perro abandonado, etc...) y es mencionable su asombrosa facultad para esconderse en cualquier momento y lugar.
De acuerdo con la cultura popular, existe un truco muy eficaz para liberarse del Trasno. Consiste en dejarle en un plato o, mejor, ciscado no chan (esparcido por el suelo), una buena presa de lentejas, habas, granos de maíz o algo semejante. Como el Trasno no sabe contar más de cien, cuando llega a esta cifra tiene que empezar de nuevo, y así se le mantiene ocupado sin que siga haciendo de las suyas.
Aunque no es tan malevolo, dada su personalidad, suele ser confundido con el tardo.