Criatura de la mitología andaluza cuya creencia se encontraba extendida en épocas antiguas por zonas de la Sierra Norte en la provincia de Sevilla. Se trataba de un pájaro con rostro de persona muerta, y se decía que presagiaba la muerte de quien lo veía.
Descripción[]
Aunque las descripciones varían según la fuente, se suele coincidir en que el Morcho (también conocido como "la Morcha”, el “Muercho” o el “Caramoche” según el pueblo) es un pájaro similar en proporciones y plumaje a un búho o lechuza de gran tamaño, de color negro intenso y con el rostro de un muerto. Esta cara era normalmente la un cadáver reseco o putrefacto (aunque también hay versiones que la describen como una blanca calavera). Su aspecto variaba según quien le viera, pues el Morcho tomaba el aspecto del rostro cadavérico del testigo ante el que presentaba. Esto era una especie de presagio mortal; ver al morcho significaba la muerte estaba cerca. El folclorista Antonio Machado Álvarez recogió a finales del siglo XIX varios testimonios como el de Dolores Moreno, vecina de Castilblanco de los Arroyos, que contó cómo a una mujer del lugar, la tía Paca, se le había aparecido esta criatura. Según dijo, Paca vio «un pájaro posao en un alcornoque, 'asín' de grande (abarca algo más de medio metro con las manos), mu negro y feo, que en vez de pico tenía cara de persona, de muerto. Paca decía que se parecía a ella y del miedo se puso mala. A los tres días la enterramos.»
De acuerdo a Machado, el morcho también es capaz de emitir sonidos: su canto es muy agudo y desagradable, similar al de «alguna clase de violín desafinado». Escucharle no es de por sí peligroso, aunque sin duda anuncia una desgracia en las inmediaciones. De esta creencia surgirían refranes hoy perdidos como «El Morcho vuela y avisa, el cura prepara la misa». Igualmente, según el lugar, se le atribuían características sobrenaturales: en El Ronquillo, el Morcho se colaba en las iglesias de noche para beber el aceite de las velas, y en zonas cercanas a El Real de la Jara se decía que enterraba sus huevos sobre tumbas recién sepultadas.
Según parece, existen fuentes muy antiguas que recogen la aparición de aves similares al Morcho: una crónica inquisitorial asegura que fue visto en un Auto de Fe en el que se quemó a una bruja en Sevilla en mayo de 1649, días antes de la gran epidemia de peste de ese año. Carlos IV, Gustavo Adolfo Bécquer o Federico García Lorca son algunos personajes que, en sus diarios y cartas, afirmaron haber visto pájaros similares al Morcho.
Bibliografía[]
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