El mito de las lavanderas se encuentra muy extendido por tierras gallegas, con ligeras variantes y bifurcaciones hacia Cantabria y Asturias –donde es negada su autenticidad por Aurelio Llano- y norte de Zamora.
Son casi siempre ancianas de rostro seco y arrugado, que no pertenecen al mundo de los vivos, con un aspecto completamente normal, pero que encontramos de noche, lavando ropas manchadas por la sangre que nunca se va. Se cree que son mujeres que murieron en el parto, que abortaron o madres de niños muertos que murieron sin bautizar. Sorprende al caminante por la noche mientras lava la ropa invitando a éste a que colabore.
Existen dos formas dos formas de evitar los males que pueden sucedernos: El primero de ello simplemente seguir caminando modo de liberarse de ella es pasar de largo sin dirigirle palabra alguna, ignorando sus ruegos. El otro es cuando el caminante accede a sus demandas, entonces debe ayudar a la lavandera en todos sus requerimientos sin protestar, pues de lo contrario estará expuesta a serias desgracias. Es muy importante torcer la ropa en el mismo contrario al que lo hacen ellas, pues en caso de no hacerlo, atrae la mala suerte, incluso la muerte.
Fuentes[]
Cano Herrera, Mercedes, Entre anjanas y duendes. Mitología tradicional ibérica.
Diccionario dos Seres Míticos Galegos