En las leyendas vascas, el Herensuge es un dragón de características variables, poseyendo de una a siete cabezas, en ocasiones alado y que podía escupir fuego por la boca.
Características de la leyenda[]
Hay múltiples versiones de la leyenda, en la que el Herensuge, cuyas características físicas eran variables según el mito, salía de su cueva para atacar anualmente un poblado. Para evitar el ataque, se sacrificaba a una doncella. Sin embargo, llegaba el momento en el que un héroe anónimo, como un pastor o un herrero[1], se enfrentaba en solitario a la bestia, desposando a la muchacha tras salir victorioso.
Leyenda[]
El dragón de Arrasate[]
En Arrasate, acordaron entregar una doncella al dragón cada vez que retumbaba la sima. Aunque nunca volvió ninguna, al menos el pueblo mantenía la paz. En el día de la boda de un fuerte y valeroso herrero de la región, su futura esposa fue elegida, ya que al no estar aún casada, todavía se mantenía en el sorteo. Ante su resistencia, lo aguantaron mientra se llevaban a su novia a la sima. Al soltarlo, se fue a su taller y tomó una barra de hierro con punta afilada y la calentó en la fragua. Entonces se dirigió raudo a la sima, donde el herensuge se relamía ante la doncella petrificada de miedo. El herrero la empujó, para sorpresa de la bestia, que, encolerizado, arrojó su hálito de fuego sobre el herrero. Este lo esquivó y clavó la barra de hierro en su cuello. Al volver, el herrero fue aclamado por el pueblo. Junto con su esposa, tuvieron siete hijas que no tuvieron que temer la amenaza del dragón.[1]
Como recuerdo, el dragón aparece en el escudo de Arrasate/Mondragón.[1]
El dragón de Mondarrain[]
En una sima del monte Mondarrain, cerca de Itsasu, en Lapurdi, apareció el herensuge de siete cabezas. Este les informó que debían entregarle a una doncella anualmente o arrasaría el pueblo. Los jefes de la región eligieron al azar al sacrificio, siendo la hija del rey. Este, desesperado, ofreció la mano de su hija a quien la librase de la bestia.[1]
El día del sacrificio, la joven estaba atada a un árbol frente a la entrada de la cima. La gente la observaba sin asistirla. Sin embargo, un pastor que vagaba con su rebaño y su perro Zesar, se acercó para desatarla. Justo en ese momento se oyeron los rugidos desde la sima. A pesar de las advertencias de la joven, el pastor siguió desatándola. El pastor ordenó al perro atacar al monstruo, acabando con él. Luego cortó siete lenguas de sus siete cabezas, así como unos pedacitos de las siete enaguas de la joven. Al marcharse, bajaron los curiosos que se hallaban subidos en los árboles. Uno de ellos cortó las cabezas de serpiente y se las presentó al rey, proclamándose como el héroe de la princesa.[1]
En el banquete de la víspera de la ceremonia, el pastor se presentó sin que la multitud se percatase de su presencia. Entonces le dijo a su perro que le trajese el plato del rey. Cuando le prestaron atención, proclamó que ese era su perro, quien había matado al dragón. El futuro novio, fanfarrón, decidió mostrar las cabezas del herensuge que afirmaba haber matado. El pastor respondió: "¿No le falta nada?", mostrando las siete lenguas envueltas en las enaguas de la princesa que tenía guardadas en su zurrón.
En ese momento la princesa reconoció a su salvador y se casó con el pastor, mientras el farsante fue despreciado por todos.[1]
Teodosio de Goñi[]
Condenado por el papa a llevar una cadenas y a vagar por Aralar por matar accidentalmente a sus padres debido a un engaño y ataque de celos producido por el diablo, que había tomado la forma de Basajaun, Teodosio de Goñi escuchó espantosos estruendos en una cueva de las cercanías de Larraún. Era el Herensuge, a quienes en el pueblo ofrecían un sacrificio anual para evitar que atacara a los demás. Teodosio, indefenso ante el dragón, imploró la ayuda de San Miguel, quien mostrando una cruz sobre su cabeza dijo: "¡Quién como Dios! ¡Nor Jaungoikoa bezala!"
El monstruo murió y las cadenas de Teodosio de desprendieron. Teodosio recibió una reliquia de Dios y volvió a Goñi, con su esposa, erigiendo un santuario al Arcángel en lo alto de Aralar, al que llamaron San Miguel in Excelsis.[2]
Referencias[]
Ruiz Osuna, Pablo, Dragones, amazon, 2021