En las leyendas del Pueblo Vasco la Tierra, Amalur o Ama-Lurra, es la divinidad principal. La tierra, se nos muestra como habitáculo de todos los seres vivos, poseedora de fuerza vital propia que ha creado nuestro entorno natural. Es la que hace posible la existencia de animales y plantas, y la que nos da a los seres humanos el alimento y el lugar necesario para vivir. La tierra es un enorme recipiente, un receptáculo ilimitado, donde viven las almas de los difuntos y la mayoría de los personajes mitológicos.
La fe en Ama-Lurra es muy antigua en el pueblo vasco, anterior a la invasión de los pueblos indoeuropeos. Ya que estas culturas que llegaron del este a la vieja Europa, fueron las que introdujeron la creencia en las divinidades celestes.
Según cuentan las leyendas, en el interior de la tierra existen increíbles tesoros, que aunque los humanos persistan en hallarlos y adueñarse de ellos, siempre se hacen inalcanzables.
Es una costumbre muy arraigada dejar ofrendas a Ama-Lurra, a la Madre-Tierra, en las cuevas y simas, ya que estas son las puertas al interior de la tierra.